Adiós a la monotonía...

Mi vida se había convertido en una monotonía absoluta, todo giraba en torno al trabajo y una relación que sentía que se había estancado. Todos los domingos eran iguales comida en casa de la familia de uno, cañas con los amigos de tarde, chino para cenar...


Pero algo cambió cuando llegué al trabajo ese lunes, una compañera nueva, era agradable a la vista no había duda era alegre y congeniamos en seguida, después de una semana ya le había contado mi vida, la monotonía que soportaba y como había perdido las ganas de tener sexo.

Y entonces me preguntó si nunca había pensado en otras alternativas, algo diferente en la cama decía... La verdad es que nunca me lo había planteado, estaba tan arraigada a él, que no me planteé el hecho de que una mujer podría atraerme. Y decidí actuar, un deseo me embargaba quería sensaciones nuevas y las quería ya, la cuestión introducirla a ella en nuestras vidas.

Preparé una cena aquel sábado, los tres en casa, picoteo, un buen vino blanco y para después una película... ¿La excusa? Estaba de mudanza y se quedaría en casa a dormir.

Al principio estaba asustada ¿Que demonios estaba haciendo? ¿Una encerrona a mi novio o a mi misma? Luego las conversaciones sucedieron y ella tomó las riendas jugamos a verdad o atrevimiento y pidió atrevimiento, me besó y sentí sus labios húmedos y cálidos... Una ola de calor me invadió, quería más y quería que él la probara, les hice besarse se le veía tímido y arrebatador como hacía tanto tiempo que no le veía, yo tenía la necesidad de tocarla y la desabroché la camisa, jugueteé con sus pezones, los sentí endurecerse bajo mis dedos, estaba suave y fogosa y yo también, me sentía poderosa y sexy.

Bajé mis manos acariciándola el ombligo hasta que la toque, húmeda y deseosa de que la complaciera, él bajó guiado por mi y empezó a lamerla y mordisquearla, la oía gemir y yo también quería hacerla sentir así que me uní a él, su sabor, sus temblores, todo me hacía vibrar y sin darme cuenta, el se había colocado detrás de mi, me agarró del culo y me penetró con una intensidad y una necesidad que no recordaba haber sentido, le notaba caliente dentro de mi, nuestros ritmos se acompasaron y la hice llegar al orgasmo a la vez que él me lo hacía llegar a mi, sentí su necesidad de más y ahora le tocaba follársela a ella, mientras se lo hacía, la besé y notaba sus gemidos, respiración entrecortada en mi boca, quería que ella me devorara a mi y la puso a cuatro, su lengua haciendo círculos.. Sabía que no aguantaría mucho más.... como jamás me lo habían hecho, me corrí con un explosión de placer como nunca antes, acabamos exhaustos, los tres tirados en la alfombra y nos quedamos dormidos.

Fue una experiencia inolvidable, pero no la única, ahora cada vez que sentimos la monotonía invadir nuestras vidas, nos vamos de caza a buscar a alguien que llenar de pasión.


Becky Tower


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