Acoso a Sexólogas

Cuando comento que soy Sexóloga y que tengo una tienda erótica, generalmente suele haber signos de aprobación, incluso de admiración. En lo que no depara la gente es en los riesgos que tenemos las mujeres en esta profesión. Y es que, hablar de sexualidad abiertamente hoy día tiene sus riesgos...


Trabajo en tiendas eróticas desde el 2015 y, actualmente en Destino Kink (la tienda que dirijo) he tenido que aguantar situaciones que en una consulta de odontología no creo que hayan vivido jamás. ¿Qué pasa con las mujeres que trabajamos en tiendas eróticas? ¿A qué viene tanta falta de respeto por nuestra profesión y por nosotras mismas?

No creo que sea necesario acorralar a la dependienta para hacerle preguntas incómodas y de índole íntima. "Tú seguro que lo has probado todo." o "Este conjunto a ti te quedaría muy bien" o "¿Qué es lo que más te gusta a ti?" Son algunos ejemplos . Y la solución no es poner un guardaespaldas o seguridad en la puerta, como me proponen como solución cuando comento estas anécdotas. La solución es, una vez más: educación sexual.

Ojo con las propuestas de parejas para hacer un trío o con las de algún señoro para acompañarle a ir a un local de intercambio de parejas para instruirle en cómo debe comportarse, porque "como yo soy una profesional"... "No, caballero. En lo que debe poner énfasis es en comportarse debidamente con personas que no conoce de nada en general y, con las mujeres en particular."

Por teléfono he recibido llamadas de gente masturbándose, o pidiéndome que les escuche mientras tienen sexo en pareja. Por no hablar de quienes me llaman insultándome lo más grande. Me pregunto qué concepto sobre la consensualidad tienen estas personas y me apena enormemente la respuesta que me viene a la cabeza.

Recibir foto-falos en redes sociales por desgracia ya no es algo extraño, pero desde que puse en mis redes que me dedico al ámbito de la Sexología ya es desorbitado el número de personas que me muestran por privado su genitalia sin consentimiento. Lo peor, es que este comportamiento está más extendido de lo que debería.

Además, contesto consultas de forma gratuita a través de un correo electrónico, pero para muchas personas con pene, eso es carta blanca para preguntarme cosas demasiado soeces como : "¿Este pene es normal?", "Crees que este pene cabe en una vagina?"... por supuesto, seguido de documento gráfico que paso, por supuesto, de descargar.

Por no hablar de quien confunde los servicios de asesoramiento sexológico, con servicios sexuales. En terapia se habla y se trabajan las dificultades sexuales desde la reflexión y la introspección. No hay contacto físico para dar con la solución de los problemas. De ahí que la terapia online sea igual de efectiva que la presencial. Ni hace falta estar desnudos, ni hace falta tener sexo, ni hace falta desde luego, que la terapeuta vea cómo las personas que acuden a la terapia, mantienen relaciones sexuales con su pareja.

Y no han sido uno, ni dos, los que me han llamado para proponerme la opción de contratar un tuppersex o reunión de juguetería erótica individualizado (es decir, sólo para él) mientras prueba todos los productos delante de mí. Por supuesto, bajo pago de todos los productos, (faltaría más!) pero con la condición de que debía estar sola y aceptar todo tipo de propuestas improvisadas... ¡El acabose!.

Cabe decir que cuando algo de todo esto ocurre (y desgraciadamente todo está basado en experiencias vividas en primera persona) soy la primera en frenar en seco a la otra persona y le dejo bastante claro que mi relación con él (porque siempre han sido hombres) se va a basar en algo estrictamente profesional. Pero da rabia que tengamos que seguir aguantando este tipo de situaciones.

Situaciones que además considero no debemos pasar por alto. A mi parecer, es necesario explicitar a dicha persona lo incómodas que resultan estás situaciones y lo impertinentes e inadecuadas que son.

Por ello, no voy a consentir que estos personajes se salgan con la suya y seguiré denunciando el acoso recibido, porque efectivamente, se puede llamar acoso a una conducta que realiza una persona cuando hostiga, persigue o molesta a otra.


Por eso, si te has visto en alguna situación parecida, te ha resultado incómoda y te apetece compartirlo con alguien, cuenta conmigo para hacerlo. Compartir estas experiencias con personas que han sufrido historias parecidas, suele aliviar. Llevarlo en el silencio no va a solucionar nada.


María Ramos Escamilla

Psicóloga, Sexóloga y Directora de Destino Kink

Si necesitas ayuda, escríbeme a: [email protected]


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